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¡No me funciona nada...!



El otro día estaba manteniendo una conversación con una persona casi desconocida para mi. A los pocos minutos salió la típica pregunta ¿y a qué te dedicas? a lo que en mi caso respondí "trabajo en el campo de la salud mental". Los que hemos estudiado profesiones relacionadas a la "salud y bienestar", sabemos el peligro que corremos al revelar esta información en interacciones casuales en el bus, el portal de casa o reuniones sociales que lo permiten, existiendo la posibilidad de que la otra persona aproveche el momento para sacar algunas recomendaciones o consejos "profesionales"de algo que sucede en su vida personal, o la de su vecino. Tras contarme a qué se dedicaba, "regresó" a la psicoterapia para explicarme acerca de la ansiedad que experimentaba desde hacía varios años, situación que le había llevado a consultar varios profesionales como psicólogos y psiquiatras.

Parecía tener curiosidad en su propia ansiedad e intentaba explicarme sus intentos fallidos de controlar esas sensaciones desagradables con las que se asocia. Tras varios minutos conversando del tema (más parecía un monólogo por su parte) se incorporó a la conversación una persona que salía a fumar un cigarrillo con la típica intervención de: "¿de qué hablan?".

Tras conocer el tema de conversación, la nueva incorporación empezó a dar una especie de testimonio acerca de cómo combatir la ansiedad. Luego terminó sugiriendo/prescribiendo "clases de Yoga y libros para colorear mandalas en tus momentos vacíos". Apagó su cigarrillo y abandonó la conversación.

Este tipo de interacciones no están relegadas al plano casual de conversación con el vecino o tu compañero de trabajo, sino que llenan portadas de periódicos y revistas con consejos y "tips" para "combatir la ansiedad en tu vida". No pongo en duda que ejercicios de respiración, de yoga o atención plena tengan un efecto positivo en nuestro bienestar y salud. Mi intención en este artículo quizás la pueda explicar mejor la siguiente imagen:

En los últimos años este tipo de "soluciones" han ido creciendo junto a una ola de ejercicios, prácticas o productos que se promocionan como la panacea y la alternativa ideal para tratar, por ejemplo, la famosa ansiedad. Desde la vela, el mandala, la actitud 100% positiva o decirte todos los días en el espejo: "¡qué guapo eres!".

Al final lo que buscaba en esta entrada era opinar que, si no te funciona nada, no pasa nada, siempre podés intentar algo diferente. A continuación algunos consejos y tips:

- Si estás intentando lo mismo y no funciona, quizás es mejor intentar otra cosa.

- Volvé a mirar a ver si funciona, y si funciona, no lo intentes arreglar.

- Clásica pero útil: Si no podés dormir y lo estás intentando con todas tus fuerzas, quizás es mejor rendirte.

- Te puede venir bien relacionarte más seguido con la flexibilidad.

- Lo que a la otra persona le funciona, no es ninguna garantía de que te puede funcionar a vos.

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