Hace algunos días circulaba por LinkedIn una carta celebrando el día internacional de personas con discapacidad. Una iniciativa que invita a pensar y a seguir trabajando en una cultura de inclusión y diversidad en nuestros entornos laborales. Un excelente aporte a la causa. Queda mucho camino por recorrer, y pequeños detalles de la misma carta me hacen pensar en otro concepto: equidad.
Desde mi perspectiva y experiencia en entornos laborales y clínicos, partir de que cada persona es diferente ayuda a potenciar el desarrollo individual y a poder ofrecer un soporte más adecuado. Adaptar oficinas, horarios, tareas, políticas internas, para personas con ciertas condiciones de salud, son cambios que se conocen también como "Ajustes Razonables", procesos relacionados con la equidad y la reducción de discriminación en el trabajo.
Desde mi punto de vista, exigir de igual manera a una persona que experimenta bienestar y a otra que acaba de iniciar la medicación como tratamiento de un diagnóstico psiquiátrico, puede tener un efecto negativo tanto en la persona como en la empresa. O que una persona con dolor de espalda crónico pase sentada 7 horas como el resto de sus compañeros sin ningún problema muscular, llevará inevitablemente a una baja médica.
Son muchas las ocasiones en las que una falta de soporte adecuado está directamente relacionado a absentismos prolongados o situaciones de presentismo, donde la persona está físicamente presente en el trabajo, pero por motivos de salud/bienestar, su rendimiento y productividad están por debajo de lo esperado.
El concepto de igualdad en las organizaciones y sociedad es necesario, y es importante no olvidar que a veces hay personas que sí necesitan una atención distinta, y reconocerlo desde las dos partes, es un excelente primer paso.
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