Es uno de los conceptos más sonados en las últimas décadas en campos como la psicología y salud ocupacional, la salud comunitaria y los RRHH. Desde su aparición en los años 70, el concepto de burnout poco a poco se ha introduciendo en nuestra sociedad, llegando a existir actualmente más de 1200 publicaciones científicas acerca del tema [1].
El burnout se ha includído en la revisión del ICE-11 como un fenómeno ocupacional, definido como un sindrome que puede aparecer como resultado de un estrés laboral crónico. El agotamiento, las sensaciones negativas y displacenteras relacionadas al trabajo, y la reduccción del desempeño profesional, son aspectos que caracterizan al burnout [2].
Ahora, me gustaría que la definición anterior quedara únicamente para referencia, y no nos limitemos a pensar sobre el burnout como una serie de "síntomas" que experimenta una persona como consecuencia de una situación/eventos laborales.
¿Por qué quiero hablar de burnout? Realmente no suelo utilizar este concepto en mi práctica profesional, incluso cuando la situación "calza" dentro de la definición de lo que es. Por otro lado, intento alejarme del enfoque patológico y médico que puede relacionarse al término. Quiero hablar de burnout pero de sus aspectos relacionales, contextuales y sociales que muchas veces se dejan por alto en las investigaciones y artículos del tema [3].
Por ejemplo, creo importante hablar de cómo la sociedad y la cultura juegan un papel clave, hoy potenciado por las redes sociales. El trabajo, la identidad profesional, suele tener un peso muy importante en la vida de muchas personas. La narrativa sobre esta dimensión pasa a ser la historia principal que se comparte. Es fácil conocer a alguien y que lo segundo que te pregunten después de tu nombre sea: "y tú, ¿a qué te dedicas?".
El valor que representa el "éxito" profesional en la sociedad, termina validando esa narrativa. Quiero aclarar que considero que cada quién pone la importancia y valor de acuerdo a sus intereses, valores, etc. pero siempre viene bien intentar alimentar otras identidades, no únicamente la identidad profesional. Esto también es hablar de burnout.
Sigamos con el tema; a partir de algunas investigaciones sobre el fenómeno del burnout, se dieron cuenta de que las personas que los experimentaban pertenecían a industrias distintas. En un comienzo, el burnout se estudió en servicios de emergencia médica, así como servicios sociales, donde las personas experimentaban situaciones laborales con una alta carga emocional, así como largas jornadas de trabajo.
Tras estudiar el fenómeno en otros campos, las investigaciones apuntaron a que las causas del burnout iban más allá de la carga de trabajo, y que en muchos casos tenía que ver con la competitividad feroz de la compañía, una cultura de cotilleo y crítica vacía, una falta de validación y reconocimiento por parte de las jefaturas, y otra serie de situaciones que tenián una relación directa con sensaciones de desgaste y apatía por parte del trabajador [4].
La visión individualista que algunas veces acarrea un "síndrome" dentro del campo de la salud mental, va a condicionar la forma en cómo se aborda y se trabaja. El problema es que a veces nos olvidamos de la influencia que tiene el contexto y las relaciones laborales, y vemos que la rotación de personal no deja de subir y los gastos en reclutamiento y capacitaciones a nueva personal no dejan de aumentar. Las empresas deben tomar responsabilidad por la salud y bienestar de sus trabajadores. Ninguna empresa es una isla.
[4] E Alison y L. Alison 2020. Rapport: The four ways to read people.
[2],[3] https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/2158244017697154
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