#saludmental#Act#therapy#
La felicidad es uno de los "trending topics" de nuestra sociedad, y también de la psicología y psicoterapia. Nos revisamos al derecho y al revés, llamamos al cuñado de turno, nos quitamos instagram, caminamos en la naturaleza, viajamos y al final volvemos a lo mismo: "no soy feliz". La publicidad no nos ayuda, los mitos románticos tampoco, la desconexión con nuestras comunidades mucho menos. Estamos inmersos en una sociedad que crea pocas oportunidades para habitar nuestro malestar.
¿Habitar nuestro malestar? Sí, has leído bien. Sentir malestar es una experiencia más. Pero la hemos cargado de juicios negativos. Queremos salir corriendo de todo lo que no se parezca a excitación, flores y alegría y la mala noticia es que entre más nos evadimos, más grande se hace ese malestar. Mucha de la gente con la que trabajo entiende el malestar en términos clínicos: mi ansiedad, mis pensamientos depresivos, mi OCD, mis cambios de humor. Pero la verdad es que fuera del mundo clínico todxs experimentamos malestar psicológico.
La psicoeducación ha dado sus frutos y la gente es cada vez más capaz de reconocer sus pensamientos y, a veces, muy capaz de debatirlos. Pero muchxs están atrapados en una pelea constante con sus pensamientos: el debate ha fracasado.
Cuando nos vemos atrapados en nuestra mente, inmóviles e incapaces de hacer lo que VERDADERAMENTE NOS IMPORTA sabemos que algo no está funcionando. Nuestra estrategia no está dando los frutos que esperábamos. ¿Pero cuáles son esos frutos? ¿Son posibles? Si el objetivo de la terapia es: "quiero dejar de sentir esto" quizá no pueda ayudarte. Si el objetivo es: "quiero hacer lo que verdaderamente me importa aun sintiendo lo que sienta", entonces quizá te pueda ser útil. A veces lo terapéutico es hacer espacio para nuestra experiencia, reconociendo que el control es parte del problema.
El aceptar "emociones negativas", resalto las comillas porque no existen malos sentimientos, es el primer paso para descubrir lo que queremos cambiar.