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Querido domingo...

Para muchas personas el domingo a veces resulta un día amargo, sobre todo llegando el final del día. Y estoy hablando de las personas que trabajan jornada completa, de lunes a viernes, donde el domingo es ese día que nos "prepara" para el inicio de la semana de trabajo.


Ahora, para algunas personas la situación amarga pasa a ser una experiencia difícil cuando de alguna forma sienten que hay un PROBLEMA en su vida laboral/profesional por no estar motivados por retomar su trabajo el lunes y empiezan a tener dudas de esa "plenitud profesional" que tanto nos venden. Luego es fácil saltar a la pregunta, ¿me siento "feliz" en lo que hago?



¿Será la zona de confort? ¿y si no he descubierto mi esencia, mi pasión? Explicaciones sobran pero no voy a entrar a comentar ninguna, sin embargo creo que hay que tener cuidado con aquellas que señalan como un "PROBLEMA" (entre muchos otros calificativos) no sentir esa "plenitud" en tu área profesional, ni sentir esas ganas de comernos al mundo los lunes. Al final, hacemos un problema de lo que no es.


Por eso, hoy quiero decir que se puede trabajar en lo que te gusta y los domingos tener ganas de que la semana no inicie (aquí alguien dirá que entonces no haces lo que "realmente amas"). También se puede estar en un trabajo y no querer más responsabilidades ni nuevos retos. Se vale que tu trabajo NO sea tu principal fuente de validación, reconocimiento y/o motivación. Y eso está bien.




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