Uno de los tantos efectos del feminismo en mi vida ha sido el de observar, explorar y replantear mi propia masculinidad, cuestión que me ha llevado a tener algo más de flexibilidad cuando se trata de "ser hombre".
Hoy por hoy me sigue costando entender la gran cantidad de hombres que intentan por todos los medios desprestigiar campañas, movimientos y opiniones feministas con argumentos como: "son los hombres los que más mueren por homicidios", "hay un porcentaje importante de hombres que sufren violencia sexual", "los hombres se suicidan más que las mujeres". ¿Miedo a una pérdida de privilegios?, ¿sensación genuina de injusticia? ¿ignorancia? Las causas pueden ser muchas pero lo que no parece entenderse es que cuando hablamos de contrarrestar la masculinidad tóxica con otro tipo de masculinidades, no nos damos cuenta de que es una medida en beneficio de todos como sociedad.
Actualmente la temática de género nos ha impulsado a explorar la masculinidad, y a día de hoy podemos encontrar diferentes autoras y especialistas de distintas materias hablando del tema. Sin embargo, claramente es un tema que necesita tener más presencia, sobre todo en espacios educativos. Es mirar en mis lista de clientes que solicitan soporte emocional en el trabajo, y darme cuenta que los hombres no representan ni el 15%. Es acordarme de hace un par de meses, cuando una manzana verde explotaba a 5 cm de mí en un intento de Headshot por parte de un grupo de adolescentes. Hace días fue una manzana, otro día han sido piedras, pero siempre la manzana de Adán como representación del género.
No hay una forma correcta de ser masculino, pero hay ciertas formas, ciertas masculinidades, que a día de hoy, y en el marco de nuestra sociedad actual, no deben ser toleradas y es obligación de todos buscar formas alternativas de interacción. Lo entiendo como "masculinidades", ya que son formas que histórica y culturalmente forman parte del imaginario y narrativa dominante de cualidades o comportamientos asociados al hombre y su ser masculino.
Como construcción social, la masculinidad, el género (o ausencia de), representa una parte identitaria muy relevante que tiene influencia sobre todas las áreas de la vida. Influye en cómo se construye la experiencia así como la interacción con el entorno. Por eso, recupero una frase que he escuchado por ahí; "hay tantas masculinidades como personas". El hombre proveedor, defensor, racional, fuerte y viril empieza a dejar espacio a otras formas de ser hombres. No hay forma correcta de ser masculino, pero vale la pena explorar otras formas si las actuales te asfixian, o asfixian a otras personas.
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