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¿Sexo con amigos?


Cuando se trata de confluir amistad y sexo hay diversas opiniones y experiencias.


Hay quienes sueltan risas nerviosas, quienes se declaran encantados con esta idea, quienes se posicionan directamente en contra y quienes no acaban de creerse la posibilidad de que exista una relación de amistad entre dos personas que se atraen. Se me ocurre que para estas últimas personas la atracción es vivenciada como un mandato a actuar.

También hay quien cuenta que a pesar de evaluarlo como una decisión "no recomendable" sigue mezclando estas dos dimensiones. Y por supuesto hay muchas historias en el medio.

Algunas parejas que llevan largo tiempo juntas declaran que todo empezó como sexo casual entre amigos. Y otras avisan que después de tantos años el sexo que comparten es "de viejos amigos". Entonces, ¿de qué depende la aventura?

Quienes optan por el "NO" rotundo suelen compartir que después de unos cuantos intentos la situación se volvió incómoda, las expectativas del uno y el otro no encajaban, la poca claridad en el acuerdo por una o ambas partes trajo desencuentros o alguien descubrió una pizca de romance que no esperaba encontrar.

Otres comparten una amargura profunda al descubrir que a pesar de estar muy cómodos con el sexo y anexos, no están tan a gusto con que la otra parte implicada disfrute de los mismos acuerdos con otra amistad en común.

Algunas personas se declaran habilidosas en "el arte de compartimentalizar" y crear pequeñas cajas psicológicas donde colocar diferentes emociones, responsabilidades y necesidades. Y señalan que esta habilidad es un recurso aprendido y puesto en práctica en relaciones.

Con este berenjenal de opciones y añadiendo el condimento de que las historias de sexualidad son de las menos contadas no hay como aclarar el panorama.

Como terapeuta con formación en temáticas de pareja y sexualidad sólo me queda explorar los significados que las personas atribuyen a sus experiencias y recalcar que estos muchas veces son dinámicos y creo que no somos muy buenos para darnos cuenta de esto último. Lo que empezó teniendo un significado no tiene porque permanecer bajo la misma etiqueta ni tampoco tiene que significar lo mismo con todas las personas que se nos cruzan ni en toda ocasión.

Y como recalca Esther Perel: el sexo muchas veces es un lugar al que vamos. Podemos ir solos o acompañados. Si lo vemos así, podemos preguntarnos ¿es el sexo un lugar al que quiero ir con esta amigue?

No tengo respuestas, ni guías pero si se me ocurren algunas preguntas para los amigos excursionistas:

-¿Tienen todas nuestras relaciones que abarcar todas las experiencias?

-¿Aguanta esta relación en particular los sinsabores de una decepción? ¿En caso de que no salga bien, te ves con habilidades y motivación para cuidar y reparar, o te da pereza?

-¿Te cuesta ser clara con esta persona en particular?

-¿Puede esta experiencia abrir una nueva faceta constructiva entre tu amigue y tu?

-¿Te encuentras emocionada por transgredir esta frontera o es más una curiosidad calma?

-¿Te has preguntado qué significa el sexo para ti? ¿Es algo que haces por placer, por excitación, por conectar, por dar, por recibir, por curiosidad? ¿Cambia este significado de persona a persona o es algo más estable?

¿Estoy haciendo demasiadas preguntas?

Finalmente aprovecho para compartir los "8 verbos básicos del sexo" que Esther Perel menciona y que yo encuentro útiles para seguir explorando y conociendonos. Pregúntate si alguno te resuena, te cuesta, se te hace fácil o alguna otra cosa en el medio...

PEDIR. TOMAR. RECIBIR. DAR. COMPARTIR. IMAGINAR. JUGAR. NEGAR


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