Ya sea que el asunto empiece a hablarse o que sólo le estés dando vuelta en tu cabeza, mudarte con tu pareja muchas veces genera dudas y ansiedad. Es muy normal que las dudas te asalten, y que te hagas preguntas sobre la relación. Puede ser que este no sea tu caso y que la decisión se te presente como algo sencillo de gestionar. Sin embargo, si crees que para tomar una decisión tienes que estar 100% seguro y no tener dudas te invito a seguir leyendo.
Primero lo primero, es importante hacerse preguntas y dudar. Tienen una función importante en la toma de decisiones y nos permiten analizar pros y contras. No olvidemos que vamos a convivir, negociar y discutir con esta persona. Que tenemos el derecho de estar en una relación donde somos respetadxs y cuidadxs, y donde podamos establecer los límites que necesitamos para nuestra salud y autonomía. Ahora bien, cuando nuestra mente no para de cuestionarse y nos agobia demasiado con dudas, puede que necesitemos probar otras alternativas.
Al igual que empezar un negocio, cambiar de trabajo, mudarse a otro país o elegir una profesión, el mudarse con otra persona hace evidente que somos dinámicos y que cambiamos. Ojo: siempre estamos cambiando, solo que a veces no es evidente. Y para muchos, este proceso es agobiante.
El contenido de las dudas varía mucho, desde preguntas muy profundas sobre la lealtad y compromiso hasta preguntas sobre qué tan ordenada es la pareja en casa. El asunto no es qué nos estamos preguntando, sino saber cuando nos estamos perdiendo en la ansiedad de las preguntas sin que sea productivo.
Sea lo que sea que pienses, es importante cuestionar la idea de que para tomar decisiones tenemos que estar 100% segurxs de las cosas. Que para que las cosas vayan bien no debemos tener dudas. Esto es sólo una creencia, bastante extendida, y reforzada pero no necesariamente cierta, ni útil.
La verdad es que la incertidumbre es parte de nuestro día a día. Esperar a no tener dudas para tomar una decisión no es realista, y muchas veces exacerba y genera más dudas.
Pero entonces, ¿qué propongo?:
Un recurso muy útil y a menudo olvidado: ¡sal de tu cabeza y dirígete al resto de tu experiencia!
Mientras tu cabeza está ocupada formulando todas esas dudas y pensamientos, están ocurriendo muchas más cosas a tu alrededor. Hay ruidos, olores, sabores, personas y sensaciones que estás dejando pasar por estar demasiado presente en tu cabeza. Para un momento y focaliza tu atención en esas otras cosas.
Segundo: Recuerda lo que es importante para ti. Puede ser que esta decisión esté relacionada con el deseo de cuidar y ser cuidada, puede que probando algo nuevo te conozcas más a ti y a tu pareja, puede que desees formar un equipo. El miedo va a estar, las dudas también y el dolor es inevitable, pero recordar lo que verdaderamente es importante para ti ayuda a recuperar aliento.
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