A día de hoy hablamos más y más sobre nuestra salud mental y el estrés es uno de los temas más mencionados a donde vayamos. La pandemia llevo a la gran mayoría de nostrxs a convivir con ambientes estresantes en casa y trabajo. La combinación de trabajar desde casa y estar en casa desde el trabajo fue también complicada de abordar para millones de personas.
Aterricemos un poco más a que nos referimos cuando hablamos de estrés.
El estrés es una reacción fisiológica totalmente normal y muy frecuente. Se puede experimentar como tensión en nuestro cuerpo y nos energiza a actuar cuando algo está ocurriendo en nuestras vidas. Nuestro cuerpo y mente están haciendo su trabajo de afrontamiento y el cortisol en la sangre nos ayuda a mantenernos alerta.
El estrés puede ser muy útil, ya que nos despierta, nos ayuda a trabajar más duro y a estar más concentradxs. Una vez resuelta la dificultad o el reto, lo ideal es que las sensaciones de estrés se vayan atenuando.
Sin embargo si estamos en constante estado de estrés, nuestro cuerpo y mente se encuentran en un constante estado de alerta que puede generar manifestaciones (síntomas) que nos dificultan el día a día.
Cuando estas manifestaciones empiezan a afectarnos podemos detectar irritabilidad constante, ganas de llorar, brusquedad en nuestras relaciones y menos paciencia y tolerancia a nuestras vulnerabilidades y las de los otrxs. Mentalmente podemos sobrepensar mucho más, perder concentración en lo que hacemos y tener mucha dificultad para tomar decisiones.
Niveles muy altos de estrés por tiempo prolongado pueden afectar el sueño, darnos dolores de cabeza, mareos y un largo etcétera.
¿Qué solemos hacer para manejarlo?
Cada persona maneja distinto el estrés, pero es común y comprensible que evitemos la fuente de estrés: conflictos, dificultades financieras, problemas familiares o laborales.
Evitarlo puede ayudar en un inicio, pero nos perjudica enormemente ya que creamos más y más tensión al no solucionar nuestros asuntos.
Otras personas no evitan la situación estresante, sino que tratan de aliviar esta tensión bebiendo de más, fumando de más. Esto parece ayudar a relajar la tensión, pero no resuelve en sí la situación. Y para ser francxs algunas situaciones no son simples de resolver y pueden no tener una solución inmediata y es aquí donde beber y fumar puede volverse hábitos a largo plazo y perjudicarnos.
Y entonces...
Nos queda por decirte que hay mucho que ya haces para afrontarlo mejor. No le sumes al estrés críticas innecesarias ni una visión demasiado problematizada. Busca en tus recursos y si tienes dificultades en recordar cuales son estos recursos... recuerda que eso no significa que no los tengas. Sólo significa que no los estás viendo.
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